
“Entrelazando el Arteterapia y el Psicodrama”
Autora: María Alejandra Marín Echeverría
Tutor encargado: Confidencial
Escuela de Psicodrama de Guayaquil
Formación avanzada en Psicodrama
Guayaquil, 28 de marzo del 2022

Estructura del escrito
- Planteamiento y justificación del tema [pág. 3]
- Marco teórico [pág. 3 – 4]
- Desarrollo [pág. 4 – 13]
3.1 Caso Ana
3.1.2 Primer contacto terapéutico, situación emocional, 2018
3.1.3 Temas, objetivos y reflexión de proceso terapéutico 2018
3.2 Segundo contacto terapéutico, situación emocional, 2021
3.2.1 Temas, objetivos y reflexión de proceso terapéutico 2021
4. Conclusiones [pág. 13 – 16]
4.1 Entrelazando el Arteterapia y el Psicodrama [pág. 16 – 17]
4.2 Mundo mujer: “una nueva realidad femenina” [pág. 17 – 18]
5. Referencias bibliográficas [pág. 19]

Escrito final Psicodrama
“Entrelazando el Arteterapia y el Psicodrama”
- Planteamiento y justificación del tema
Me interesa esbozar en este escrito un caso tratado en terapia [Arteterapia, ya que ésta es mi especialización] y exponer cómo he ligado mis intervenciones terapéuticas a lo que he ido aprendiendo a lo largo de mi formación en Psicodrama [2018 – 2022]; a sus maneras de comprender al ser humano. Sobre todo cómo la teoría psicodramática me ha ayudado a comprender con más claridad el proceso terapéutico.
Quiero testimoniar cómo, desde distintos abordajes: Arteterapia & Psicodrama, se puede enriquecer un proceso terapéutico, así mismo cómo la reflexión sobre la evolución sobre el caso intervenido con estos entendimientos.
Quiero puntualizar que cuento con el permiso de la mujer tratada en terapia por mí para publicar este escrito en la marco pedagógico de este trabajo final. Sin embargo, el nombre no es real y las imágenes han sido protegidas por cuestión de confidencialidad. Quiero proteger su derecho a la intimidad y sólo analizar su caso debido a lo significativo que se tornó el vínculo terapéutico.
El hilo conductor de este texto será el “ser mujer”, los posibles desarrollos de este rol a nivel psicosomático, psicodramático y social.
Quisiera finalizar mi relato planteando las posibilidades del mundo mujer, una “nueva realidad femenina” y sus aportes para la actualidad a partir de lo que propone Josep Catalá en su libro Visionarias (2019, p.32).
2. Marco teórico
Como marco teórico tomaré como referencia algunos elementos conceptuales del Psicodrama tal cual los describe Gloria Reyes (2005, p. 75): Simetría y Asimetría Vincular, la Teoría de los Roles como Ramilletes (Clusters). Por otro lado, la madre como fuente del ser, el padre como maestro sagrado, así como lo describe Gabrielle Roth (1998, p.95). También incluiré términos que son mecanismos de acción dramática como la Catarsis de integración o el insight dramático tal como los delinea Dalmiro Bustos (1975, pp. 59 – 61).

Por último, me serviré de la explicación que hace Jaime G. Rojas Bermúdez (1984, pp. 59 – 61) de los roles psicosomáticos, sociales y psicodramáticos, su capacidad de transformación y el proceso de aprendizaje del rol: rol playing, taking y creating.
3. Desarrollo
3.1 Caso Ana.
Caso terapéutico: mujer 38 años, actualmente tiene 41 años
Profesión: Contadora, Asistente de Gerencia General
Nombre ficticio: Ana
- Comienzo proceso terapéutico individual: Julio 2018
- Metodología: Arteterapia & Psicodrama
Ana llega a mí a través de mi cuenta de instagram [@arteterapiaec]. Como en esa época había empezado cursos esporádicos de fotografía y le resultaba un equilibrio agradable al mundo contable con el que lidiaba cada día, pensó que una psicoterapia creativa sería también un espacio en el que podría tener buen acceso a sus emociones y sobre todo a disminuir su resistencia a hablar sobre sí misma. Investigó sobre el Arteterapia antes de decantarse por esta opción.
3.1.2 Primer contacto terapéutico, situación emocional [2018]:
Ana quiere tener hijos y no puede. Tiene endometriosis. Estaba en tratamiento. Al mismo tiempo abuelo materno, muy cercano a ella, estaba convaleciente con leucemia. Ana había pausado el tratamiento para reducir el tejido endometrial (mucosa uterina fuera del útero) en otras ocasiones por diversas situaciones familiares: muerte abuela materna, muerte abuela de esposo, operación de padre. Esta vez había sucedido lo mismo: primero los otros antes que ella.
Ella quiere revisar, en terapia, este patrón de comportamiento cuidar a otros en detrimento de sí misma. Yo, en mi rol de terapeuta, verbalicé esta pauta en la entrevista biográfica, tras escuchar lo que le sucedía en ese momento de su vida y ella la reconoció como una conducta repetitiva.
A nivel familiar, su madre también tuvo problemas para concebir, ella tuvo un mioma a los 40 años; le sacaron el útero joven (histerectomía).

Ana comunica que tiene miedos mentales relacionados con situaciones antiguas [acoso laboral]; desea aprender a calmar su mente y organizarla mejor [Contrato terapéutico]. Cabe recalcar, en este contexto, que la endometriosis provoca sentimientos de incapacidad, culpa, miedo, angustia e incertidumbre según Quintero, Vinaccia y Quiceno (2017, párr. 12 – 13).
3.1.3 Temas, objetivos y reflexión de proceso terapéutico 2018:
En cada proceso terapéutico que comienzo, tras la entrevista biográfica (primer encuentro), elaboro un plan de trabajo en el que estructuro tres sesiones terapéuticas, con sus respectivos objetivos, los cuales han sido previamente acordados en la entrevista biográfica. También describo en este plan las técnicas que usaremos y comparto comentarios como literatura para leer al respecto.
En este caso terapéutico los 3 temas y objetivos de las 3 primeras sesiones fueron:
- Tema – Sesión 1: El Miedo a mostrarse. Ana describió en la entrevista un miedo exponerse, a intimar, también un temor a confrontar. Debido a eso tomé la cita de Fernando Pessoa ”Llevo encima las heridas de todas las batallas que he evitado” (Herrero, 2016) para acercarnos a esta desconfianza de ella en terapia [objetivo]. A veces, en el plan de trabajo que comparto con el consultante luego de la entrevista biográfica, adjunto al tema de la sesión una cita, una canción, una película, que defina el estado de ánimo a trabajar en esa sesión. Esta acción representaría un caldeamiento inespecífico en el Psicodrama. Es un acercamiento sutil al subtexto del tema a tratar.
- Tema – Sesión 2: Control de emociones. Ana quería trabajar sobre todo el manejo de la ira o el enojo en aquellas situaciones que le detonan estos afectos en su círculo familiar. Es una conducta que no se hace evidente en su trabajo, por ejemplo. Debido a eso tomamos la técnica de la máscara como enfoque terapéutico y esta cita de Oscar Wilde “Dale una máscara y te dirá la verdad” (CRHoy, 2016) sugiriendo el objetivo. Al distanciarse de sus sentimientos imprimiéndolos en la máscara buscaríamos que se clarifiquen los mismos para ella, tanto los que muestra o son percibidos en el exterior, como los que ella mantiene para sí misma, en su interior.

Tema – Sesión 3: Pasar de cuidar a otros a cuidarse a sí misma. El objetivo era, en esta sesión, que Ana conecte con aquello que ella considera como fertilidad o ser fecunda. Que pueda acercarse al tema del útero como centro energético, como sede de la creatividad. Buscamos, debido a los problemas uterinos que ella presentaba, abordar el útero desde su sentido metafórico: la casa, el nido personal y ver qué imágenes salían de esa exploración en una pintura.
En ese primer proceso terapéutico del 2018 revisamos los patrones evitativos de Ana. En la primera sesión comenzamos con un ejercicio de profundización sobre la pregunta ¿Quién soy?. Este era un caldeamiento que acababa de aprender en un taller deAutocuidado Emocional dictado por S. Jácome (comunicación personal, 4 de agosto 2018), Doctor en psicología clínica y psicodramatista, entre otros, director de Campus Grupal en Quito, Ecuador; pionero del Psicodrama en Ecuador. Las preguntas que se plantearon en este caldeamiento específico eran las siguientes: 1) ¿Quién eres? ¿Quién eres tú? 2) ¿Cuál es tu dolor? 3) ¿Cuál es tu dificultad? ¿Cuál es tu sufrimiento? 4) ¿Qué has hecho con tus dolores, dificultades, con tus sufrimientos? 5) ¿Solamente has sufrido o también has crecido? 6) Tú que has hecho tanto por otros, ¿qué has hecho por ti, para ti? 7) ¿Tú eres lo que tú quieres ser o aquello que las otras personas quieren que seas? 8) ¿Sabías que no estás sola en tu caminar, que puedes contar conmigo? El objetivo de este caldeamiento era lógicamente dar un espacio al autocuidado, ya que se había mencionado un desgaste fruto del rol del “cuidador” en la entrevista previa, que aparentaba estar bastante desarrollado. Del caldeamiento surgieron algunas observaciones interesantes, como por ejemplo el factor de la toma de consciencia de la necesidad de hacer más para ella misma, por sí misma. Para la estimular la autorreflexión y la expresión de emociones sugerí, luego de conversar sobre lo surgido del caldeamiento, realizar un trabajo de elaboración de una máscara personal.


En la construcción de una máscara abordaríamos el tema de cómo cree que la gente la ve (parte externa máscara) y cómo realmente se ve a sí misma y se siente (parte interna máscara). Uno de los objetivos de este trabajo fue, tal como comentan las arteterapeutas Gioia Chilton y Rebecca Wilkinson (2016), emplear la creatividad para reducir la angustia y aumentar el bienestar. Finalizamos este bloque de tres sesiones terapéuticas, con duración de 2 horas cada sesión, con una pintura (imagen 3) donde trabajó su capacidad de cuidar y nutrirse a sí misma para luego poder entregarse a otros.

Como dice Judith Rubin (2010, p. 88), pionera del Arteterapia, uno de los aspectos valiosos de los procesos artísticos, en este caso el trabajo de la máscara, es que permite expresar y sintetizar en sólo un trabajo creativo estados afectivos incompatibles como la serenidad y la impaciencia. Por esta razón el arte es especialmente útil en la tarea de la integración interna psicológica, uno de los mayores objetivos en todas las psicoterapias y actividades de desarrollo personal. De estas sesiones terapéuticas Ana se llevó una imagen del Yo fortalecida, enfocada en abrir su benevolencia hacia sí misma para sentirse más centrada. Los insights que comentó Ana a partir de estas sesiones fue que sintió que la terapia le ayudó a soltar con amor a su abuelo, una persona muy significativa en su vida.
Si la consultante mira hacia atrás desde el momento presente siente que ha habido una evolución en su vida. Ganó herramientas para hablar de sí misma, que es algo que le cuesta. Siente que la terapia “la ayudó a encarar situaciones que la vida le ha presentado con mucha más fortaleza”, Ana (comunicación personal, 2 de mayo, 2022). El espacio terapéutico fue un lugar donde pudo amarse a sí misma, sentirse en confianza para elaborar temas relevantes para ella y notar cómo ha sido su evolución, de persona que no quería exponerse a persona que confía en el proceso, “para esa mejora continua que siempre es buena tener como ser humano” Ibíd.

Desde la teoría psicodramática enriquecer el Yo de Ana pasaría por transformar su rol social de ser mujer, con ciertas conservas culturales muy asumidas [el cuidar como mandato de género y el riesgo de cuidar en exceso – vivir una vida hipotecada], a un rol más psicodramático (que exprese su dimensión psicológica) donde vaya integrando esas nuevas potencialidades personales no tan desarrolladas que en su caso serían sus habilidades creativas. Esto le permitiría incorporar y no escindir su egoísmo sano como individuo (Reyes, 2005, p. 85). En Psicodrama el aprendizaje de un rol, una unidad cultural de conducta según Moreno (como se citó en Rojas, 1984, p. 59) tiene 3 fases: el role playing o desempeñar el rol siguiendo sus características; el role taking o la imitación de un determinado comportamiento y finalmente el role creating que corresponde a crear el rol, a transformarlo según las propias posibilidades.
La premisa de mi visión terapéutica para Ana a largo plazo sería que si Ana lograra modificar su rol social de ser mujer en un rol más psicodramático (Reyes, 2005, p. 90), de esta manera pasaría a un rol creating, a una fase de mayor evolución en donde sumaría aspectos culturales e individuales, conformando un rol particular, muy a su estilo. Este es el trabajo interno que se llevó de estas sesiones, por lo tanto. Luego de estas tres sesiones terapéuticas cerramos este ciclo de encuentros presenciales de mutuo acuerdo. Quedaba en manos de Ana asimilar los cambios necesarios en la vida propia para autorrealizarse en coherencia y plenitud.
Ana volvió a contactarme para sesiones terapéuticas personales en el 2021; en el entretiempo entre el ciclo terapéutico del 2018 [presencial] y el del 2021 [online], tuve algunas sesiones terapéuticas con miembros de su familia cercana a partir de la solicitud de Ana. En julio del 2019 sus sobrinas transitaron por el duelo de un tío abuelo. Las chicas eran adolescentes de 12 y 13 años y una nena de 5 años. El padre de las chicas, muy afectado por esta pérdida – por quién Ana estaba más preocupada – nunca concretó la asistencia individual a las sesiones, por lo cual el trabajo de acompañamiento sólo lo realicé con las niñas. Luego en enero y febrero del 2020 vi en terapia a la hermana del esposo de Ana por motivo de relaciones amorosas conflictivas. Aquí se volvió evidente que el rol de “cuidadores” era algo que Ana y su esposo compartían con respecto a sus respectivas familias.

Finalmente en junio del 2021, Ana me contactó porque habían surgido nuevas situaciones en las que se había reactivado su dificultad para poner límites a su acompañamiento emocional de su círculo familiar más íntimo. Esta vez retomamos el contacto de manera virtual debido a su elección.
3.2 Segundo contacto terapéutico, situación emocional [2021]:
Caso terapéutico: mujer 40 años, actualmente tiene 41
Último proceso terapéutico individual: Junio 2021
Último contacto terapéutico [taller grupal]: Marzo 2022
Nombre ficticio: Ana
En este contacto Ana comenta que ha convivido a lo largo de 7 meses con sus padres debido a la pandemia de la Covid 19, de marzo a noviembre del 2020. Ha reconectado la relación con su padre, cultivaron juntos un jardín, ha tomado conciencia que tiene bastante parecido con él, sobre todo en que son muy activos y no les gusta mucho estar en casa. En este tiempo, su madre enfermó de indigestión, tuvo que empezar una dieta rigurosa por alergia al gluten. Ana ve a su mamá desmoronarse a nivel de salud debido a esto y a la no superación de la muerte de su padre, el abuelo materno de Ana. Ana dice textualmente que “quiere recuperar a su héroe de la infancia”, refiriéndose a su madre.
Una vez más Ana se ve afligida por problemas familiares a los que da cabida y asume con mucha responsabilidad. Se sobreinvolucra. Además de esto su hermano vive con ella también. Ana comenta que apoya a sus padres en todo lo relacionado a temas de salud, pero en esta estadía de sus padres en su casa surgen tensiones en momentos como la preparación de comida cuando su madre se preocupa sobre qué se le va a hacer al “bebé”, refiriéndose al hermano menor de Ana que vive en su misma casa, pero es un adulto. Se vuelve visible la sobreprotección de madre hacia hermano menor, lo cual irrita a Ana. Hermano no tiene la autonomía financiera que tiene Ana, debido a eso Ana le da espacio en su casa hasta que él puede independizarse. Generalmente no tienen peleas, pero el estado emocional del hermano si conflictúa internamente a Ana, sobre todo cuando no lo ve proactivo o resiliente con respecto a su propio futuro.

La falta de demarcación de límites claros con respecto a las responsabilidades de cada cual como adulto genera tensiones a momentos, en este lapso de convivencia de 9 meses en la misma casa, la casa de Ana.
Cabe recalcar que Ana comunica que sus padres viven en una misma casa pero no conviven realmente, cada cual vive por su lado, su relación no es buena.
Ana, en su vida, quiere aprender a poner límites sanos, a recuperar sus espacios personales de paz y reconquistar su sentido de la vida, ya que admite haberlo perdido al perder a su abuelo materno.
3.2.1 Temas, objetivos y reflexión de proceso terapéutico 2021:
Los temas a trabajar en este segundo contacto fueron:
Sesión #1: Límites sanos [cuidar al cuidador],
Sesión #2: Espacio personal de paz,
Sesión #3: Sentido de la vida: ¿crisis de identidad o pérdida del sentido de la identificación?
El objetivo global, de estas 3 sesiones terapéuticas online de una hora y media de duración, fue reforzar la función materna, la función de contención, como lo menciona Gloria Reyes (2005, p. 101), reestructurar la madre interna para así poder sostenerse en los momentos de dolor, retomar el placer y aprender a colocar buenos límites que fortalezcan el autocuidado. Transformar la preocupación con creatividad y espontaneidad.
Según Alcamí Pertejo y Duelo Marcos (2008, p. 171), cuando las relaciones son sobreinvolucradas, hay un exceso de involucramiento físico y psíquico, que no permite que el individuo exprese sus demandas y que puede llegar a anular su espontaneidad e impedir aspectos de su desarrollo. Por lo tanto, distinguir el contenido afectivo de las relaciones familiares de Ana también lo tuvimos como propósito de toma de consciencia. En esta nueva entrevista biográfica parecía que las relaciones familiares de Ana, a veces, eran muy ansiosas, a momentos se presentaban situaciones tensas, con poca sensación de disfrute, lo cual parecía indicar a un contenido afectivo de tensión.

Ana antes de una catarsis de integración [el salir de algo contenido para poder realizar y expresar su yo con nuevas posibilidades de crecimiento, Rojas 1984, p. 53] necesitaba un insight dramático [un darse cuenta emocional profundo, Bustos 1975, p. 61] de esta circunstancia que estaba viviendo.

En la primera sesión terapéutica, de este nuevo ciclo, Ana comentó que había soñado con su abuelo materno que la abrazaba. Ya que en la entrevista biográfica Ana había comunicado lo conflictuada que se encontraba porque quería ponerle límites a su familia, pero no le resultaba fácil, conecté este sentimiento de desamparo y su aparente anhelo de protección con el arquetipo del anciano sabio de Jung. Este arquetipo se presenta en situaciones en las que haría falta visión de las cosas, buen consejo, comprensión, decisión, etc., pero no se puede conseguir por los propios medios. El arquetipo compensa ese estado de carencia espiritual con contenidos que rellenan el espacio vacío (Jung, 2002).

A partir del impulso del sueño, de la suavidad con la que la dejó ese encuentro onírico con su abuelo, surgió en ella la necesidad de clarificar la relación con la madre. Esa relación era la que le causaba mayor angustia.
Cuando trabajo en terapia el vínculo con la madre me gusta sugerir unos ejercicios de introspección del libro “Maps of Ecstasy” de Gabrielle Roth (bailarina creadora del enfoque 5Rhythms o los 5 ritmos; una terapia corporal). El ejercicio que Ana escogió fue contar la historia de su vida, empezando por la concepción. La idea es visualizar el momento de la gestación de forma específica; se pueden usar medios creativos para concretar las imágenes que surjan. Se invita a reflexionar sobre el tiempo que se pasó en el útero de la madre y preguntarse ¿cómo fue estar en su cuerpo? ¿Estaba relajada, feliz, con miedo, tensa, resentida? ¿Cómo se sentía con respecto al embarazo?

¿Cuáles eran las circunstancias de su vida en ese momento? Se sugiere revisar las preguntas desde la perspectiva de la madre y luego desde la personal y dejar fluir las respuestas en forma de escritura o, en este caso, pintura. Ana, en su dibujo – que luego pintó – comenzó a depurar el rol y la ubicación de cada una en la relación para que la misma pueda fluir con mayor satisfacción.
Siguió la iniciativa de dibujarse a sí misma dentro del útero de su madre y pintarse en tonos rosas (que comentó era el color que representaba a su madre) y había destellos en este útero azul claros (color que la representaba a ella: Ana). Ana quiso dejar muy nítida o iluminada la manera en que se juntaban sus energías de madre e hija y cómo necesitaban también sus espacios personales de autonomía. En las imágenes que aparecen al lado del útero se puede notar un entrelazamiento de los colores que ambas simbolizan y además la aparición del color dorado, que es el abuelo que las une, según Ana mencionó. Los patrones de los mandalas que ella crea sugieren una búsqueda de armonía tanto interior como exterior. Aunque ella no pueda recordar de manera consciente los sentimientos de su madre al momento de su gestación, las imágenes permiten conectar con esta esfera no verbal. Tal cual lo anota Christiane Northrup (2006, p. 17), ginecóloga y tocóloga: “nuestras células se dividieron y desarrollaron al ritmo de los latidos de su corazón… Si sentía miedo, ansiedad, nerviosismo, o se sentía muy desgraciada por el embarazo, nuestro cuerpo se enteró de eso; si se sentía segura, feliz y satisfecha, también lo notamos”. El vínculo entre nuestra emocionalidad y la de nuestra madre es indisoluble. Debido a eso el valor de la pintura que Ana crea, donde como adulta, asume su necesidad emocional de definir una buena distancia y una buena cercanía con respecto a su madre para así poder sentirse a gusto consigo misma.

En la segunda sesión, se trabajó el espacio de paz personal. Surgieron varias imágenes y recursos. Hubo un proverbio chino que le resonó mucho: “La tensión es quién crees que deberías ser. La relajación es quién eres”. Debido a eso realizó un trabajo en arcilla el que incluyó actividades que la conectan con su armonía interior: el cuidado de plantas y la fotografía. Aquí cabe recalcar que la arcilla se utiliza como un elemento transformador en el Arteterapia debido a sus cualidades altamente manipulables y transformables a nivel háptico. Debido a esto me pareció super acertado cuando Ana intuitivamente escogió ese material para este trabajo. Según Macks (1990, como se citó en Via Rodríguez 2020) la arcilla despierta sentimientos de amor, respeto hacia uno mismo y felicidad. Otro beneficio del trabajo con el arcilla es que trae la mente al “aquí y ahora”. El tacto es un sentido que tiene una alta capacidad de devolver la mente al cuerpo, por eso nos permite reducir la mentalización y concentrarnos en las sensaciones corporales. Experiencia que Ana necesitaba y aspiraba: poder maternarse mejor. En su placa de arcilla escribió paz en chino y agregó notas musicales, las cuales también recordó la vinculan con su alegría de vivir.


Los trabajos que se encuentran dentro de maceteros con suculentas son actividades que surgieron a posteriori, en el tiempo offline de terapia, pero que se enlazan con estos momentos de desconexión que encontró para sí misma, mundos imaginativos [mini creaciones como ella las llama] realizados con porcelana fría que habitan su ambiente casero. Como mencionaría la Arteterapeuta Sterleide Cassimiro de Carvahlo (2022, p.6), en este contexto, la terapia de Arte ayudó a una mayor fluidez en la expresión de sus sentimientos y en la comprensión de sí misma con su autoestima mejorada. El Arteterapia promovió la autopercepción y la estructuración emocional.

En su entorno también hubo un contagio de su creatividad hacia sus padres, en especial su papá [foto izquierda]. Encontraron un interés que cultivar. Como diría Gabrielle Roth (1998, p.105) la tarea del individuo es conectar con el padre. En la creación de esta relación se construye la base de todas las relaciones uno a uno futuras. El padre nos enseña a trazar límites, a sentir el propio sentido de autoridad y a balancear el autocuidado. Uno aprende a volverse, en mayor o menor grado, el propio padre, el propio amigo. El padre también determina si podemos ser nosotros mismos y expresar nuestro corazón. Hubo una profundización de estos aspectos en estas sesiones terapéuticas con Ana.

En la tercera sesión, la situación del sentido de la vida quedó en retomar las actividades que le permitan vivenciarse más dentro de sus potenciales y sobre todo más desembarazada del peso del pasado. Esto lo trabajamos con una escena de psicodrama en la que ella conversó consigo misma pero un yo más joven y a partir de esa conversación que surgió con su yo del pasado, logró reconectar con esa energía de propósito, de conexión consigo misma, que sentía le faltaba en la actualidad. Sobre todo con la energía del juego, de la ilusión de la juventud, sintió que el acoger un rol de yo auxiliar y verse a sí misma desde afuera, responderse a sí misma desde el rol de adulta actual la conectó con una espontaneidad y dinamismo que había dejado un poco de lado en ese último tiempo y que anhelaba recuperar (no detallaré esta escena con pormenores porque no la apunté y no me gustaría ser poco precisa en su descripción).
El tema que la afectaba era una crisis de identidad que surgió a partir de pérdidas de parientes significativos en su vida. La falta de ilusión le había arrugado un poco el corazón. El compromiso, que surgió a partir del insight de la tercera sesión, fue el uso de los dones personales creativos para mantener la estabilidad emocional, y que estos hábitos creativos saludables la ayuden a combatir la pérdida de sentido. La propuesta sería entrar en contacto con el “fluir” [Flow] como lo plantea Csíkszentmihályi (+, como se citó en Naveira, 2022) – un estado de completa atención y absorción en una actividad o situación. Es un estado óptimo de motivación intrínseca. Según este psicólogo “el dolor y el placer se producen en la consciencia y sólo existen allí” (@arteterapiaec, 2021, 21 de junio). Como consecuencia si Ana logra conectarse de manera más comprometida con su presente, la sombra del pasado se irá diluyendo en sus afectos paulatinamente. Más o menos en el sentido de la catarsis de integración de la que habla Dalmiro Bustos (1975, p.60), cuando la integración de los aspectos del yo que permanecían fijados al pasado pasan a formar parte del presente. Ana tendrá que elaborar los contenidos significativos para ella por tanto tiempo cuanto necesite para limpiar el pasado de su vigencia en el presente.

Culminamos estas sesiones del 2021 con Ana aprehendiendo herramientas que le permitan manejar sus dificultades personales de una manera que se potencien los sentimientos de: capacidad, auto eficiencia y poder personal. El alejarse de la modalidad de víctima como mujer la empoderaría, no cayendo en ser cómplice de la cultura de abnegación y comportamiento sacrificado que Ana había aprehendido de su cluster # 1. La relación sana con la madre pasaría por relacionarse sin sentirse absorbida o chupada, incluso resentida, sino aprender a conectar con ella y apoyarse mutuamente y al mismo tiempo ser libre para vivir su vida con plenitud, sin la tiranía de la culpa y la obligación (Northrup, 2006, p.29).

4. Conclusiones
En mi opinión, el tema principal que se evidenció como una carencia en todos los procesos terapéuticos con Ana fue su dificultad para cuidar de sí misma apropiadamente. Como diría Gabrielle Roth (1998, p. 96), una vez más, la madre nos transmite su instinto maternal de cuidado, ayudando al niño a saber espontáneamente la respuesta a las preguntas vitales: ¿Quién soy y qué necesito? Si la madre realiza el trabajo de honrar los instintos naturales de su hijo, este sabrá quién es y lo que realmente necesita sin pensamiento elaborado ni esfuerzo consciente. El niño crecerá seguro de su valía y su identidad única. Aunque Ana recurrentemente trabaja en darse tiempo para sí misma, en sentirse en casa dentro de sí misma, es un tema que constantemente necesita ser balanceado porque le cuesta encontrar el equilibrio. Ella necesita convertirse en su propia madre integrando su instinto maternal, porque es el maternaje el que nos otorga nuestro sentido esencial de bienestar. El proceso de sanación incluye reconocer y satisfacer las propias necesidades. Lo que no fue aprendido instintivamente tendrá que ser adquirido con consciencia. En el lenguaje psicodramático sería asimilar mejor la función materna del cluster 1, cultivarse en la auto – contención y auto – dependencia.
Por otro lado, si recordamos el tema de la endometriosis de Ana y la histerectomía de su madre, podríamos concluir que sí hay un tema de conflicto emocional que se refleja en el útero, que es la sede de creación femenina.

Según Yolanda Castillo (2019), terapeuta holística y naturópata, el útero no sólo manifiesta nuestras capacidades como mujeres mamíferas sino también de concebir proyectos, sueños u objetivos de vida. Entonces, sin darnos cuenta, colocamos en nuestro aparato reproductivo y en específico el útero nuestros sueños pero también nuestras frustraciones. Esto se conectaría con la afirmación de la neurocientífica y farmacóloga Candance Pert (como citado en Bustos y Noseda, 2007) en su libro “Molecules of Emotion”: “¡El cuerpo es la mente inconsciente!”. Traumas reprimidos causados por emociones intensas pueden ser guardados en una parte del cuerpo… A su vez, este descubrimiento biológico corrobora el entendimiento psicológico y psicosomático que Moreno le daba a la revisión de ciertos casos cuando afirmaba: “¡La mente está en todo el cuerpo!”. Por tanto, si las emociones pueden enfermar, también por medio de las emociones se puede curar. En el caso específico de Ana la intervención sería que si su necesidad de contención no había sido totalmente satisfecha en su desarrollo, ella siga desarrollando las herramientas de autopercepción y acompañamiento para refinar su propia capacidad de contenerse a sí misma. Sobre todo superar o reescribir el texto subyacente que pareciera salir a relucir en la cualidad del tejido de la relación con algunos de sus familiares: “si realmente me quisieras, te quedarías aquí a sufrir conmigo”.
Para ampliar la comprensión de los pensamientos anteriores, Dalmiro Bustos (como citado en Reyes, 2005, p.95) menciona que los roles no funcionan aislados sino en grupos, en ramilletes o clusters. El cluster 1 engloba la función materna. Dentro de todos los temas que se agrupan en este cluster está la indiferenciación de la matriz de identidad, lo cual significa que el bebé incorpora lo que ocurre a su alrededor, sobre todo el sentir de su cuidador primario [usualmente la madre] como si se tratara de él mismo (Bustos y Noseda, 2007, p. 94 – 98). La seguridad o inseguridad con la que sea sostenido determinará el cariño, la tranquilidad o la ansiedad, incertidumbre con que anticipará el cumplimiento de los cuidados. La mirada materna representa la mirada del entorno del bebé, será la mirada con que observe sus acciones. El afecto y la sensibilidad son el preludio de una relación amorosa consigo mismo. Una mirada de desaprobación hará que el infante vaya incorporando normas de lo que no es bien visto. En el caso particular de Ana, me parece que en su rol de ser mujer ella responde mucho a expectativas o reglas de lo que pareciera que es bien visto por su cluster 1 y 2, madre y padre.

Se hace evidente en sus actuaciones el lenguaje de las personas dominadas por la culpa: no sabe pedir claramente lo que quiere (Bustos y Noseda, 2007, p.119). Si bien la terapia ha ayudado a que ella aprenda a responsabilizarse más por sus necesidades, reemplazando culpa por responsabilidad (aprender a responder), falta transitar más esta vía que es la que la llevará de vuelta a la estimulación de su fuerza, no a su inhibición.
Por otro lado, si notamos que tanto en el cluster 1 (función materna) como en el cluster 2 (función paterna) los vínculos son asimétricos, hace falta transitarlos maduramente para poder habilitar el cluster 3 (cluster fraterno). El haber sido sostenido en el cluster uno, afirmado en el cluster dos, me habilita a aprender a compartir en el cluster tres (Ibíd, p. 161). Pareciera que a Ana le ha faltado profundizar más en los vínculos simétricos para poder entrar a una etapa más evolucionada de su desarrollo, la fase en la cual pueda “invertir roles” – ser capaz de ver al otro y de verse a través de los ojos del otro. En los vínculos simétricos no hay una asimetría protectora sino una “peligrosa y responsable capacidad de opción permanente. Poder elegir y querer estar es una forma responsable y adulta de establecer un vínculo. En ausencia de esta opción se genera una atadura generadora de hostilidad encubierta o evidente” (Reyes, 2005, p.76). Para mí como terapeuta quedaba claro que la relación de Ana con su familia: madre, padre, abuelos, sobrinas, así como hermano estaban cargadas de bastantes imposiciones, exigencias y pocas opciones para elegir. Esto llevaba a que su capacidad de negociar no sea muy desarrollada, sobre todo su habilidad para gestionar sus propios deseos; aquellos que la llevarían a la verdadera satisfacción personal. Creo que si nos situamos mentalmente en la teoría psicodramática de los roles como ramilletes, si Ana logra mirarse a sí misma y valorar lo que hace, no desde la mirada y aprobación del cluster 1 (mamá) o cluster 2 (papá), podría alcanzar la generación de creencias o criterios personales que comparta, quizás, con pares del cluster 3 (relaciones fraternas) y no sentirse abandonada o que se le retira el cariño si se comporta de una manera distinta a la respaldada por las personas a las que ella considera autoridades en su vida. De esta manera podría ganar mayor dominio o influencia sobre su bienestar personal ya que la aprobación o desaprobación del cluster 1 y 2 no significaría automáticamente el beso de la vida o de la muerte como señala Northrup (2006, p. 20).

Como terapeuta no me queda más que desear que la actitud comprensiva que otorgué a Ana de adulto a adulto, tenga una cualidad fuertemente reparadora que la asista a ir más allá de las culpas, del dolor para desidealizar sus vínculos significativos y caminar hacia la espontaneidad y la individuación tal cual menciona Reyes (2005, p. 76).
4.1 Entrelazando el Arteterapia y el Psicodrama.
Si tuviese que nombrar el punto de encuentro principal del Arteterapia y el Psicodrama como caminos psicoterapéuticos creo que dónde los entrelazaría sería en la imagen. En la capacidad de visibilizar algo que sucede en nuestro interior y llevarlo hacia afuera. En el Arteterapia en una imagen creada con medios artísticos, en el Psicodrama a manera de una escena donde se ponen en juego diversas emociones. Yuyo Bello (2017) dice que una cosa es que te cuenten algo, otra que te pasen la película, porque cuando te “pasan la película” ves más cosas. Creo que el Arteterapia y el Psicodrama requieren contactar interiormente con aquello que se expone de una manera que va más allá de lo verbal, ambas permiten que se vuelva mucho más evidente aquel tema que era difícil poner en palabras. El distanciarse también de lo que uno siente, en Arteterapia a través de la imagen producida, en Psicodrama a través de la escena expuesta, permite una visión como espectador del mundo interno personal, lo cual otorga inmediata o paulatinamente más claridad.
El actuar o la acción en ambos abordajes terapéuticos creo que es un segundo punto de conexión. No son terapias pasivas donde el paciente se remite a contar lo que le sucede, sino que se implica en un proceso activo de producción de aquello que le sucede, lo que simultáneamente va permitiendo que se posibilite una transformación también de aquello que le sucede. El colocarse en el lugar de la actividad, permite movilizar las fuerzas curativas propias, como se las llama en el Arteterapia o los recursos sanos, en el Psicodrama y esto encamina hacia la creatividad y la espontaneidad, no sólo en el momento de la terapia sino también a posteriori en la vida cotidiana.
La creatividad, por tanto – en ambos métodos – se podría considerar como una función estructurante del pensamiento. Es una vía posible para expresar el caos interior, lo inexpresable en palabras (Marín, 2020).

Disfruté muchísimo ir tomando en el proceso terapéutico con Ana impulsos tanto de técnicas del Arteterapia [trabajo de máscaras, pintura, trabajo con arcilla, entre otros] como las del Psicodrama [caldeamientos específicos, dramatización de escena, tarjetas psicoproyectivas] porque considero que en los procesos psicoterapéuticos el bien mayor es otorgar a la persona consultante herramientas para el mejor manejo de sus situaciones vitales, su comprensión emocional y el alivio psicológico. El tener integrados en mí conocimientos tanto del Arteterapia y el Psicodrama me da la oportunidad de brindarle a mi consultante un mayor espectro de técnicas con las cuales pueda resonar más auténticamente y se puedan encaminar más eficazmente procesos de sanación.
4.2 Mundo – mujer: “una nueva realidad femenina”.
Comencé mi escrito mencionando que lo concluiría señalando las posibilidades de este mundo – mujer del cual he leído en el libro de Josep Catalá “Visionarias”. Debido a que toda mi exposición se centra en la realidad de una mujer, en su manera de asumir el rol de ser mujer y en los posibles caminos en que puede desarrollarse a partir de la revisión terapéutica de su mundo interno, quisiera globalizar un poco más esta experiencia individual hacia lo universal.
Ya mencionaba el Dr. Dalmiro Bustos y la Prof. Elena Noseda (2007, p.155) que los valores de nuestro tiempo alaban el poder, el control, el dominio, el éxito. Todos elementos esenciales del predominio machista. Y de lado quedan las cualidades femeninas como la sensibilidad, la ternura, en otras palabras: el amor. Si no reconocemos nuestra necesidad de amor nos quedamos atorados en el vacío tratando de llenarlo con cosas que no satisfarán esta necesidad primaria. La subestimación de esta necesidad acarrea una tensión que llevará a la liberación violenta, siendo su mayor expresión la guerra. La presencia de esta situación adversa se prolongará en tanto que el ser humano no encuentre “formas creativas de satisfacer sus verdaderas necesidades”.
En el caso terapéutico mencionado en este escrito es lo que finalmente hemos buscado: encontrar maneras creativas de satisfacer las necesidades profundas. Creo que el Arteterapia y el Psicodrama integran la posibilidad de conectar con estas demandas trascendentes en tanto que el Arteterapeuta en el Arteterapia como el director en el Psicodrama son capaces de sintonizar con su consultante desde lo que Adriana Piterbarg llama “estado de arte”. Ese estado de contacto real y significativo con el otro [en el cual se activan las neuronas espejo como lo indica Rojas-Estapé 2021], donde todas nuestras antenas sensoriales se ponen a la disposición de lo que en ese momento se va visibilizando como lo más importante a nivel emocional.

En este sentido ambas metodologías tienen el gran plus que pueden engancharse con el mundo no verbal y debido a eso llegar hasta capas de sensaciones, emociones, sentimientos que el lenguaje discursivo no puede acceder. Ambos enfoques terapéuticos pueden decir: “No me lo cuentes, ¡hagámoslo!”. Esta premisa permite que el consultante pueda pasar a un rol activo, distanciarse de lo que lo conflictúa o conmueve, ver con mayor claridad eso que resulta confuso verbalizar y de esta manera ir buscando respuestas nuevas, creativas más adecuadas a las dificultades de la vida, porque así mismo, va comprendiendo mejor su interioridad. Y comprender alivia, descongestiona, desinflama, suaviza, conforta, anima, calma. La explicación a nivel neurocientífico de lo que sucede en la persona que transita por un proceso terapéutico sería que al integrar: emoción, sensación, pensamiento logra madurar su corteza prefrontal. La zona de nuestro cerebro que se encarga de la atención, la concentración, la resolución de problemas y el control de impulsos. “Es la zona que nos hace ser seres superiores, que nos ayuda a prestar atención a lo que queremos” como nos comparte en una charla la psiquiatra Marian Rojas-Estapé (2021).
Pero, ¿cómo conecto esto con el mundo – mujer del que habla Catalá? Primero diferenciando en que el mundo – hombre se relaciona con el lenguaje y que la imagen es femenina. Según Catalá las formas femeninas de comprender el mundo están más ligadas a la visión y no al procedimiento cognitivo del lenguaje ni su operatividad. Si la ciencia es masculina entonces el significado sería femenino. ¿Cuál es la propuesta entonces? Que lo masculino y lo femenino se encuentren y sublimen en un proceso de figuración que muestre el mundo a través de imágenes renovadas de sí mismo. ¿Por qué es deseable pasar a un mundo – mujer para Catalá? Porque el mundo hombre ha agotado todas sus posibilidades y además ha entrado en una deriva ética nada respetable poniendo en peligro a toda la humanidad (Catalá, 2019, p.145). Se trata de construir una nueva matriz que nos permita relacionarnos con el cosmos y con nosotros mismos de una nueva manera. Utilizar la capacidad femenina de expresar el mundo de otra manera. En palabras de Christiane Northrup (2006) ella diría que “La salud de una mujer es el terreno sobre el que crece toda la humanidad” (p. 19)

Y como esto que describo no es una realidad concreta sino una realidad deseable quisiera terminar con una imagen que funcione como metáfora de esta visión. La alegoría sería un gouache sobre papel de la artista española Remedios Varo y su obra “El Mundo” de 1958 [imagen 12] que surge para visualizar los 7 personajes de la obra de Calderón de la Barca “El gran teatro del mundo”.
Como en terapia trabajamos la percepción personal de nuestro mundo, la interpretación que le damos a nuestras vivencias y el ajuste a los recursos personales para la sobrevivencia en el mismo, me parece ideal cerrar con un poema del dramaturgo a la figura del Mundo (Catalá, 2019, p.228). Que este sirva para dar voz a mis deseos para el mundo de Ana, pero también para nuestro Mundo.

Hermosa compostura
de esa varia inferior arquitectura
que entre sombras y lejos
a esta celeste usurpas los reflejos,
cuando con flores bellas
el número compite a sus estrellas,
siendo con resplandores
humano cielo de caducas flores.
Campaña de elementos,
con montes, rayos, piélagos y vientos:
con vientos donde graves
te surcan los bajeles de las aves;
con piélagos y mares donde a veces
te vuelan las escuadras de los peces;
con rayos donde ciego
te ilumina de cólera el fuego;
con montes donde dueños absolutos
te pasean los hombres y los brutos:
siendo en continua guerra
monstruo de fuego y aire, de agua y tierra.
Tú, que siempre diverso,
la fábrica feliz del universo,
eres, primer prodigio sin segundo,
y por llamarte de una vez, tú el Mundo,
que naces como el Fénix y en su fama
de tus mismas cenizas.

5. Referencias bibliográficas
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Arteterapia Ec [@arteterapiaec]. (2021, 21 de junio) #ViernesDeCalma #ViernesReflexivo. Instagram. https://www.instagram.com/p/CQY5dmhL9I8/?utm_source=ig_web_copy_link
Bello, Ma. del C. (2017) Ventajas del Psicodrama como terapia [Video]. YouTube.
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