Empecé a leer el libro “Cosas que piensas cuando te muerdes las uñas” a principios de Diciembre del 2017. Este libro, de la escritora colombiana Amalia Andrade @amalianandrade_, es un escrito sobre el miedo y cómo éste tiene un gran y fiel compañero: el ansiedad. A lo largo del libro va dando “tips” sobre cómo enfrentar las diversos miedos y, sobre todo, cómo empezar un proceso de desaprendizaje progresivo, ya que los miedos son aprendidos. Entonces, ¿cómo se desaprenden los miedos? ¡Enfrentándolos sin rodeos, con determinación!

Para que esta tarea no sea un martirio nos sugiere enfrentar sólo un miedo a la vez y tomarnos todo el tiempo que necesitemos. Uno puede inventarse un sistema de premiación donde se recompense por cada miedo enfrentado.

Por otro lado, la novelista Karen Thompson Walker, en su TEDtalk “Lo que el miedo nos puede enseñar” [“What fear can teach us”] muestra cómo el miedo impulsa la imaginación, obligándonos a imaginar futuros posibles y la manera de afrontarlos.

Todos sabemos cómo se siente el miedo, pero no dedicamos suficiente tiempo en revisar lo que nuestros miedos o temores significan.

Cuando crecemos se nos estimula a ver el miedo como una debilidad, otra cosa infantil que desechar como los dientes de leche o los patines. Los neurocientíficos han comprobado que los humanos estamos predispuestos a ser optimistas. Quizás, por eso vemos al miedo como un peligro en sí mismo. Decimos al otro: “No te preocupes”, “no te asustes”. Buscamos conquistar nuestros miedos, luchar contra ellos, superarlos.

Pero, Karen Thompson nos invita a ver el miedo de otra manera. Como un acto de la imaginación que puede ser tan profundo y revelador como narrar historias.

En los niños se puede observar mejor la relación miedo – imaginación. Cuando un niño dice que un candelabro se está moviendo de un lado al otro y le da miedo, decimos: “Qué imaginación más vivaz tienes”. Con el tiempo dejamos éstas visiones detrás y crecemos. Aprendemos que no hay monstruos escondidos bajo la cama, pero, quizás, no es coincidencia que las mentes más creativas no puedan dejar atrás sus miedos infantiles.

La pregunta sería: ¿qué podemos aprender del miedo de los visionarios y de los niños? Karen Thompson nos invita a llamar a los miedos “historias”. Cada miedo es una narrativa. El miedo es una forma inconsciente de narrar historias. Y los miedos & las historias tienen los mismos componentes. Comparten la estructura.

Como todas las historias los miedos tienen personajes. Nosotros somos, usualmente, el personaje principal. Los miedos tienen tramas: principio, nudo y desenlace. Los miedos tienen imágenes tan vívidas como los que podríamos encontrar en las páginas de una historia.

Los miedos también generan suspenso. Ellos centran nuestra atención en una de las preguntas más relevantes: ¿Qué pasará ahora? En otras palabras nuestros miedos nos hacen pensar en el futuro. Los humanos somos las únicas criaturas que podemos proyectarnos hacia delante en el tiempo.

En el miedo, como en la ficción, una cosa siempre lleva a otra.

Entonces, si pensamos en nuestros miedos como historias, deberíamos pensarnos a nosotros mismos como los autores de esas historias. Pero, más importante es percibirnos como los lectores de nuestros miedos y la manera en la que elijamos interpretarlos puede afectar profundamente nuestras vidas.

Así, podemos transformar nuestros miedos en preparación y acción.

La pregunta clave en este contexto es cómo aprender a distinguir a cuáles miedos vale la pena escuchar y cuáles descartar.

Tenemos que aprender a leerlos. Un buen lector tiene dos aspectos: el artístico y el científico. La pasión para leer de un artista, la disposición a perderse en la historia, pero de igual manera necesita el juicio imparcial de un científico. A veces, hay que aprender a leer los miedos de una manera más objetiva, para reproducir, en la vida real, escenarios de mejor desenlace en lugar de finales lúgubres.

Nuestros miedos más aterrorizantes suelen ser irracionales e irreales, sin embargo nuestros miedos más sutiles suelen ser reales. Nuestros miedos son un regalo maravilloso de nuestra imaginación, una forma cotidiana de clarividencia, una manera de influenciar el futuro cuando aún se puede influir sobre él. Si interpretamos de una manera adecuada nuestros miedos ellos pueden ofrecernos: un poco de sabiduría, perspicacia y una versión de lo más elusivo: la verdad.  

Lo.que.te.hunde.te.salva.

 

Escrito por:arteterapiaec

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