Mis.Manos.son.mi.corazon.GO.1991

Imagen: “Mis manos son mi corazón” Gabriel Orozco [1991]
 

El Alma [o la esencia de uno, como quiera llamársele] siempre sabe qué necesita, uno siempre sabe y siente lo que le falta por aprender.

 Si bien es cierto que podemos aprender de algún maestro, también es cierto, que no tenemos por qué estar atados o enganchados a sus enseñanzas. ¡Ninguna dependencia es aconsejable! Tenemos que tener la capacidad de discernir, de tomar nuestras propias decisiones y de tomar lo que nos sirve en cada momento. Somos seres libres y podemos elegir cuando seguir nuestro camino hacia nuevos horizontes y enseñanzas.

Ma. Paz Morgado, en la Magazine de Cultura y Pensamiento “El Librepensador” aboga por ser el propio maestro, la independencia del aprendizaje y la capacidad autodidacta que cada uno posee.

 

Ser tu propio maestro no es más que utilizar la capacidad autodidacta que todos tenemos en mayor o menor medida, aunque creamos que carecemos de ella. Para el consuelo de los que sientan eso, ésta se puede aprender igual que se aprenden las habilidades sociales. 

 

Estamos tan acostumbrados a hacer lo que nos dicen que, sólo cuando eso fracasa en nuestra vida, sólo cuando lo que nos han impuesto o hemos creído y lo que hemos grabado sin discutir ni cuestionar, no nos sirve como respuesta a lo que estamos viviendo. Sólo entonces puede activarse la propia curiosidad o la rabia suficiente para querer salir de la situación y atrevernos a adentrarnos en la búsqueda de algo nuevo, preguntas no satisfechas, respuestas diferentes.

 

Cuando tomamos decisiones por lo que otros nos dicen en lugar de hacerlo por un conocimiento empírico propio, podríamos sufrir de enormes decepciones y, probablemente, no nos funcione lo que sea que hayamos decidido. Esto es debido a que lo que nos dicen está siempre influenciado de la percepción y experiencia particular del otro u otros.

En cambio, lo que aprendemos a través de lo percibido en nuestras propias experiencias, independientemente de lo que nos hayan dicho sobre el asunto en cuestión, tendrá un resultado más acertado ya que, lo que experimentamos en nuestra vida, es el reflejo de lo que experimentamos por dentro a nivel de emociones y creencias.

 

Debemos sacar nuestras propias conclusiones para tener los resultados que sean válidos para nosotros y, no se trata de pelear o estar constantemente discutiendo, sino de discernir. Si seguimos las percepciones y resoluciones de otros cuando éstas no coinciden con las nuestras y no tomamos conciencia de ello, estaremos errando en nuestras decisiones.

 

¿Cuántas veces habremos escuchado una opinión que no encajaba en lo que nosotros percibíamos? Pero a muchos nos cuesta discernir sobre la veracidad de lo que escuchamos. Somos “robots” de la estructura educacional impuesta atendiendo, en muchos casos, sólo por educación. No nos atrevemos a cuestionar a quienes respetamos porque así nos lo enseñaron y me atrevería a decir que, muchos, somos muy educados pero unos plenos desconocidos de nosotros mismos. Tal vez no contradecimos vaya a ser que les caigamos mal y dejemos de tener el beneficio de su simpatía y atención.

 En definitiva, cuando actuamos sólo desde la educación damos (conscientes o no de ello) el poder a los que están fuera y obedecemos porque “ellos saben más y mejor”. En cambio, cuando utilizamos el discernimiento a través de nuestras propias percepciones estamos recuperando lo que de nacimiento nos pertenece, la libre elección de pensamiento y acción.

 

Según Mónica Fusté, referente reconocido en el coaching en España, cuando uno alcanza la automaestría, encuentra la tan anhelada paz interior. Y es entonces cuando recupera el poder de diseñar el propio destino con consciencia.

Ser tu propio maestro significa aprender a alinear tu mente subconsciente con la consciente de tal forma que no exista ningún conflicto interior ni contradicción en ti. Dicho en otras palabras, consiste ser 100% coherente con uno mismo.

Se trata de prestar mucha atención a todos aquellos hábitos repetitivos y adictivos con los que reaccionas en muchas situaciones para poder desactivarlos con la propia voluntad. Date cuenta que esos hábitos no tienen nada que ver con tu autenticidad y normalmente son opuestos a lo que tú deseas. Por lo tanto, son la causa de tu ansiedad, preocupación, culpa, miedos, dudas, etc.

Sólo podrás vivir en equilibrio y armonía cuando integres completamente tu mente. 

Pon prioridad a tu cuerpo ya que es el punto de partida para conseguir el resto. No reacciones. Para un segundo y respira con consciencia. Baja el ritmo para poder recuperar tu poder de elegir. Esta es la única forma en la que podrás convertirte en tu propio maestro. Nadie puede hacerlo por ti y tu destino depende de ello.

La felicidad verdadera no es un placer momentáneo sino un estado de paz permanente independientemente del exterior. Es un estado de gozo y alegría de vivir.

Para finalizar Domenec BF nos comenta que el secreto del verdadero maestro radica en saber motivarse a sí mismo para mejorar en todo lo posible. ¿Estás de acuerdo? ¿Crees que eres tu propio maestro o maestra? ¿Ejerces ese derecho?

Sé.tu.propio.Maestro.1 «Arena sobre la mesa» Gabriel Orozco [1992]

 

Escrito por:arteterapiaec

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.