Según Raimón Samsó, escritor para el diario español el País y coach, una pareja funciona porque los dos miembros se sienten completos. Saben vivir solos y no ven en el otro a su media naranja, sino a una entera.
Buscamos gente que cumpla nuestras expectativas, y que nos haga felices; y esta perspectiva no realista activa infinidad de conflictos. Es como si renunciáramos a ser dichosos por nosotros mismos, y en su lugar pusiéramos en manos ajenas las propias esperanzas de bienestar. No es de extrañar que las relaciones personales se conviertan en una fuente de problemas y un rompecabezas indescifrable.
El amor romántico, o inconsciente, poco tiene que ver con el amor verdadero. Esa confusión es la causa de muchos conflictos en las relaciones personales. El romanticismo es idealización, apego o pura necesidad del otro; y la necesidad es una falta de amor severa hacia la persona que se dice amar. La concepción romántica del amor ha creado muchos problemas a hombres y mujeres que han sido víctimas de sus propias fantasías. Esto no significa que no convenga ser afectuosos, cariñosos, atentos, tiernos, detallistas, cálidos, suaves, entregados… con las personas con las que nos relacionamos. Quiere decir que únicamente siendo conscientes de en qué hemos convertido las relaciones, podremos construirlas sanas y conscientes.
Pero, eso que suena tan sencillo, ¿Cómo se consigue? ¿Cómo podemos crear vínculos que funcionen?
Si nos saltamos el proceso de cambio, y no hay una verdadera transformación personal, en la nueva relación aflorará el temor de revivir experiencias anteriores, y la carga de dolor nos perjudicará notablemente. Porque no serán dos personas, sino la suma de sus exparejas, los fantasmas del pasado y de sus constantes miedos a repetir las viejas historias de dolor.
La relación personal consciente
“El amor verdadero no viene a ti, tiene que estar dentro de ti” Julia Roberts
Las relaciones que funcionan son conscientes (maduras emocionalmente) y se establecen entre dos personas que se sienten completas, porque no creen que les falte su “media naranja”: se sienten una “naranja completa”. Por supuesto, no significa esto que no quieran tener pareja (o una amistad). La desean, pero no la necesitan, son cosas muy diferentes. Las personas conscientes comparten su plenitud, no se relacionan para completar sus supuestos vacíos, ni para mitigar la necesidad de estar en compañía. Y entonces, de alguna manera, lo que está completo atrae a lo completo, y lo que está incompleto a lo incompleto. Los iguales se atraen. Intuitivamente entendemos que cuando dos personas se encuentran y se reconocen completas en sí mismas y no necesitadas, las relaciones empiezan y fluyen con suavidad.
¿Cómo encontrar una persona completa en sí misma, no necesitada? Puede parecer extraño, pero la clave es reflejar las cualidades que buscamos en la pareja ideal. Si alguien quisiera tener a su lado a una persona cariñosa, lo mejor será mostrarse cariñoso; si desea conocer a alguien educado, lo propio es mostrarse educado… Cuántas veces olvidamos esta sencilla regla: “Sé tú la persona que quisieras tener a tu lado…”, y tarde o temprano aparecerá y se fijará en ti (cómo no iba a hacerlo si se verá reflejada).
Las personas conscientes que establecen una nueva relación, en realidad no la buscaban, aunque tal vez la esperaban. Buscar la pareja ideal, o el amigo ideal, sería tanto como buscar una aguja en un pajar. Porque “buscar”, por definición, significa implícitamente carencia, ausencia, necesidad… No puede buscarse una relación, todo lo que puede hacerse es crearla.
Mucha gente no entiende por qué siempre llega a su vida un mismo estereotipo de persona, ya hablemos de parejas o de amistades. Una y otra vez sus relaciones parecen fotocopias siguiendo un mismo patrón. Parece que no haya otra clase de persona disponible para ellas. No sirve de mucho buscar a alguien con tal o cual cualidad. En su lugar, ser uno mismo adecuado y estar en posesión de esas facultades, sí es útil. Como los iguales se atraen, aparecerá alguien con esos atributos.
En lo que se refiere a las relaciones, hay una estrategia mucho mejor de la que sigue el ego y se basa en el amor consciente, algo así como “amor sabio”, pero no una sabiduría de la cabeza, sino del corazón.
Volver al amor
“Piense que usted es alguien con quien vale la pena pasar el tiempo. Finalmente, otro pensará lo mismo de usted” Doctor Sol Gordon
Para saber estar en pareja es necesario antes saber estar solo. No es sencillo encontrar personas que no odien la soledad. Llegar a tolerar, incluso amar, estar solo, y sentirse bien, es un gran logro personal. Por esa razón, no es aconsejable empezar una nueva relación justo al terminar otra. El campo también necesita un tiempo de regeneración entre cosechas, lo llaman “barbecho”. Nosotros podríamos llamar a ese tiempo “dieta de relaciones”, para referirnos al tiempo que una persona se regala a sí misma para recomponerse, centrarse, atenderse y prepararse para la siguiente relación.
Cuando se resuelve el miedo a la soledad, se deja de creer en las relaciones superficiales, egoístas e inconscientes como escudo de protección. Estar solo no es una garantía de no sufrir más, sino que al contrario añade más sufrimiento. La soledad no es buena ni es mala. Es lo que cada uno hace con ella, es como un desierto (los desiertos nunca están vacíos), pero, como todos los desiertos, un día terminan y es al salir de ellos cuando se reconoce su valor. Llegar hasta el final de la soledad, la agota como sistema de aprendizaje y la cancela. Tratar de suspenderla, de forma artificial, solo pospone el proceso necesario de la soledad para más adelante…
Cuando se resuelve el miedo al abandono, empezar un idilio no es una amenaza, sino una nueva oportunidad. El mayor logro de la relación consciente es que ambas personas están dispuestas a amar como si nunca antes hubiesen sido heridas, sin volcar en la nueva pareja el dolor de relaciones anteriores. En realidad, esas dos personas son “nuevas” y por ello destilan frescura y atractivo (no están resentidas, no son desconfiadas, no rezuman amargura y por eso atraen tanto).
Cuando se resuelve desactivar el ego, la nueva relación no está debilitada por el temor a amar sin condiciones ni apegos. El final del ego es lo que la mente podría interpretar como la destrucción de la individualidad, la anulación, cuando en realidad es una transformación y la salvación de la relación. El ego es el estorbo número uno en cualquier relación personal, ya sea de amistad o de pareja, y la causa de que fracasen, como suele suceder. Si tan solo las personas mantuvieran su ego a un lado, fuera de escena, la historia sería otra. Las relaciones seguirían empezando y acabando, según su tempo y propósito, pero no tendrían el sabor amargo que a menudo dejan en el recuerdo…
Cuando todo eso ocurre, las personas conscientes descubren que en realidad no temían empezar un nuevo vínculo o acabarlo; sino que en su inconsciencia temían el infierno en el que, con anterioridad, habían convertido sus relaciones.
Por otro lado, según Fadi Bujana, coach de El Instituto de la Pareja y autor de «El amor excelente» o «Caracoles tántricos»: «una relación consciente es ante todo una decisión de mantener y hacer crecer una conexión especial entre dos almas«. «Es una decisión de crear un espacio-tiempo en el que desarrollar la relación y aportar la energía necesaria para que esto ocurra», continúa. «Una relación consciente tiene ingredientes como generosidad, gratitud, amor, respeto… pero esos solo son la salsa con la que se adereza el ‘plato principal’, es decir, la intimidad física y espiritual, lo que requiere otro ingrediente muy especial…«, explica Bujana.
¿Y cuál es ese ingrediente indispensable en una relación consciente? Como recalca Fady Bujana, «se trata de la apertura total y voluntaria entre ambas personas«. «Es importante que los dos estén dispuestos a abrirse total e incondicionalmente uno hacia el otro a partir del primer momento de la relación», dice. Por supuesto, como cuenta este coach, esta apertura puede producir miedo y hacernos sentir vulnerable, algo «perfectamente legítimo«. Pero, como explica este experto, «el miedo viene del pasado y no constituye ninguna predicción de futuro», Por otra parte, para Bujana «ser vulnerable ante el otro es una enorme expresión de tu poder interior porque solo alguien actuando desde su centro de poder puede renunciar a sus mecanismos de defensa habituales y exponerse a pecho descubierto ante otra persona«. «Soltar las armas forjadas en toda una vida de lucha y miedo es una enorme expresión de poder personal, de fe, de valentía«, añade.
Bujana menciona 8 aspectos a tener en cuenta para construir una relación consciente.
- Toma consciencia. Como dice Bujana, «el primer punto de una relación consciente es tomar consciencia a nivel personal y vivir desde otra perspectiva, otra vibración». Como explica este coach, se trata de «un nivel de vibración más elevado, siendo responsable de sus propios actos y coherente con sus propias decisiones (incluida la de ser ‘otro tipo de persona’)». » Esta decisión de elevar tu nivel de vibración se traduce en una serie de actitudes ante la vida como respeto, integridad, compasión, amor, etc.». dice.
- Tienes una relación. El siguiente punto de una relación consciente, como dice Bujana, «es ser consciente de que se tiene una relación con otra persona». «Una relación es un vehículo sagrado que transporta amor entre dos almas; y no es solo el amor el que sustenta la relación sino la forma de relacionarse la que nutre el amor«, cuenta.
- «El tercer punto es entender que la meta de una relación consciente es la plena intimidad con el otro y con uno mismo«, dice Bujana. «Es desvelarse, aprender a ‘compartirse’ con el otro a pesar del miedo, la vergüenza y las secuelas de la vida. Desvelándose, compartiéndose, uno llega a ver ‘lo que hay'», explica.
- «Una relación consciente no es una relación estática en la que solo existe el compromiso de desvelarse al otro sino el compromiso implícito de trabajarse uno mismo en presencia del otro«, apunta este coach. Como dice Bujana, se trata de «una forma evolucionada de relacionarse«. «La relación ofrece el espacio seguro en el que tiene lugar el trabajo personal y de pareja desde el amor, la aceptación, la honestidad y la coherencia», añade.
- Verdad y transparencia. «Un punto muy importante de las relaciones conscientes es el respeto absoluto a la verdad y la transparencia«, dice Bujana. Según este coach, «si no dices la verdad, la tergiversas u ocultas partes de ella (a menudo alegando privacidad), no tienes una relación consciente, de hecho, ni siquiera tienes una relación». «Lo que tienes -dice Bujana- es un enredo entre cuatro personas (la que tú eres y la que pretendes ser, y lo mismo el otro)». Como explica Bujana, «si quieres una relación de verdad, hay que tener el coraje y la valentía necesarios para atender a la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad».
- «Una relación consciente requiere la voluntad de ‘invertir’: no se busca tener algo por nada, sino que se entiende que debe existir un equilibrio en el dar y recibir», comenta Bujana. «No es algo que viene solo sino algo que se ‘busca’ porque no va a ocurrir sin que tú levantes un dedo, vas a tener que crearladesde tu propia voluntad e invirtiendo tiempo y energía», apunta. Como dice este experto, «una relación consciente requiere ‘presencia’ en el sentido más amplio del tema: la tuya, la del otro.
- Otro ritmo. «Una relación consciente tiene un ritmo diferente a una relación normal», dice Bujana. «Va más rápido porque no se pierde tiempo en interminables juegos de sombras con el otro y con uno mismo«, explica. «Si lo que quieres es ‘mostrarte’ al otro y a ti mismo, tienes que desnudarte, no decorarte y ‘tergiversarte‘ para parecer otra cosa que lo que realmente eres». Esto, según Bujana, «no quiere decir que sea instantáneo, pero no se pierde el tiempo en construcciones inútiles y engañosas». «Una relación consciente es respetuosa con el factor tiempo y con la impermanencia de la vida«, añade.
- «La función de una relación consciente es crecer y solo se crece a través de las relaciones«, dice Bujana. «No puedes crecer en valor absoluto sin confrontarte a ti mismo y a las situaciones de la vida. Y no hay lugar en el que se crezca más que en una relación conscienteporque creces de verdad y en base a la verdad«, explica. Según este coach, «intentar crecer sin desvelarte ni confrontarte a ti mismo es una ‘paja mental’ por muchas terapias que hagas, porque siempre se puede mentir, mientras que, en la relación, tarde o temprano, tendrás que hacer frente a la/tu verdad«. «La meta de la relación consciente es la intimidad y tú creces aprendiendo a sostener esa intimidad contigo mismo, con otro ser y con la Existencia«.