El narcisismo primario proviene de la necesidad de sentirse reconocido.
Cuando uno es niño/a las necesidades primarias son: contacto y alimento. Si no hay éstos dos elementos se originan la carencia y la desvalorización.
La desvalorización condiciona la relación con el dinero [el cual es igual a valor].
Pregúntese: ¿Cuál era el mensaje cuando quería que le compren algo cuando niño/a?
- ¿Necesitaba tener buenas calificaciones?
- ¿Comportarse de tal manera?
Según sea la respuesta la sensación que se imprime en el individuo es “lo que tú quieras te lo tienes que ganar así”.
A partir de la claridad con la que los padres hayan transmitido este mensaje uno sabrá que si quiere algo & qué es aquello que necesita hacer para tenerlo. Si el qué, el cuándo y el cuánto están claros, la vida nos va a ir regalando el cómo.
Pregúntese, entonces:
- ¿Qué era lo que pasaba en casa cuando yo quería algo?
- ¿Cuál era el precio que yo tenía que pagar?
- ¿Cuál fue mi contexto de satisfacción de mis necesidades primarias? [Este contexto es esencial para todo ser humano].
- ¿Se sentía seguro/a en casa?
- Había seguridad afectiva en casa? [¿Qué es la seguridad afectiva? – Que independientemente de lo que pasará yo me iba a sentir querido/a por padres].
- ¿Se veía el amor de mis padres amenazado si hacía tal y cuál cosa?
- ¿Papás nos dejaban de hablar por semanas? [En este caso la seguridad afectiva NO existía. El amor estaba condicionado. Hay gente que sólo se sentía amada por padres si hacían su voluntad. Por otro lado, dejar de hablarle a un niño es una de las cosas más duras que se le pueden hacer. No hablarle es igual que decirle que no existe].
El entorno más próximo: la casa
En la infancia los cimientos de nuestra casa son:
- El valor [que se transmite aquí]
- La pertenencia
- El sentido de seguridad
Sin estos cimientos, la casa se va a caer.
La invitación de éste texto, basada en un audio de un programa de Alicia Soltera Medios, psicoterapeuta familiar sistémica, sería reflexionar sobre: ¿Cómo me sentía yo en mi casa de niño/a?
Acá es importante recalcar que en la relación con los padres lo tangible y lo objetivo no era tan importante como lo intangible y lo subjetivo.
Ej.: Si de niña me sentía abandonada, perdida. La interpretación subjetiva es que me sentía sola; así mamá nunca saliera de casa. Si ese es el sentimiento que tengo, no puedo estar equivocada. Esa era mi experiencia emocional.
Este tipo de experiencia determina la relación con el dinero – porque si siento que no me lo merezco, ¿cómo lo voy a ganar? Pensaré: ¿qué he hecho yo para ganármelo? Tendré la sensación que no puedo ganármelo sólo porque existo, porque mi trabajo es bueno. Tendré un dilema con la pregunta: ¿Por qué no puedo cobrar lo justo por mi trabajo?
En este contexto existen profesionales que tienen una enorme necesidad de dinero y siguen haciendo obras de beneficencia. Acá valdría recordar el refrán: “Ayúdate que yo te ayudaré”. Cuando en casa nos falta y seguimos ayudando sin remuneración lo hacemos desde un comportamiento codependiente. Por la necesidad de reconocimiento escondida detrás de esta ayuda proporcionada. Otra posibilidad sería revisar si existe una deuda inconsciente de algo que siento que debo pagar, pero en realidad no me toca.
El éxito a nivel social & profesional
¿De qué manera se manifiesta, entonces, la incidencia a no triunfar social ni profesionalmente?
- Con una sobrecompensación. Esto es como una competencia por conseguir el éxito continuamente. El comportamiento sería intentar parecer más que ser.
- Un comportamiento de fracaso recurrente. No dar una. Acá se está motivado/a por la creencia de que se es un inútil, de que no tiene derecho, de que nunca sirve para nada, entonces así se manifiesta la profecía autocumplida.
Pregunta:
- ¿Mis padres ponían límites a mis demandas? Esto es importante porque los niños suelen confundir el “quiero” con el “necesito”. Si mis padres no me ponían límites y me daban todo, seguramente trataban de compensar una ausencia emocional o física.
- ¿Uds. aprendió de pequeño/a a administrar su mesada? Si la respuesta es sí, entonces Uds. seguramente ganó o logró cierta autonomía. ¿Hacía alguna actividad de pequeño para ganar dinero? Esto también genera independencia.
- ¿Se le fueron otorgando, paulativamente, responsabilidades para que gane en autonomía?
Relación dinero – afecto
El dinero y el afecto tienen una íntima relación. Para el niño el dinero es un elemento mágico que le permite obtener todo lo que desea o que cree desear.
Si los padres le enseñan a los hijos la ley o el equilibrio de dar, recibir y tomar, les enseñan a los hijos a tener una relación con el dinero, con la prosperidad, con la abundancia.
“Yo te doy, yo recibo, pero también tomo”. Y para poder tomar hay que pedir y mucha gente no aprendió a pedir.
La dependencia financiera
La dependencia viene de una carencia afectiva que no le ha permitido – al individuo- construirse, estructurarse. Otras personas, por otro lado, son dependientes porque han sido tan sobreprotegidos que no pueden acceder a una independencia afectiva y social. Entonces la dependencia afectiva y la dependencia financiera son lo mismo.
Un apego seguro me va a permitir acceder a mi autonomía. Un apego intermitente me va a generar miedo a la autonomía. Un apego deprimido no me va a permitir la autonomía.
Si Ud. quiere saber más sobre el apego lea a John Bowlby. Él dice que el desapego de hijos y padres se da cuando padres permiten que hijo se independice para que empiece su propia vida. Esto se relaciona con la selección de profesión, por ejemplo. Si padres permiten que hijo/a estudia lo que quiere, esto fortalecerá la autonomía del individuo.
Pero si el dinero es una manera para controlar la autonomía de los hijos, ese hijo nunca pero nunca será próspero.